Gloria Azucena Rosales
Las mujeres, que han venido al mundo para crear, las que no se quedan sentadas, que están creando arte y rompiendo barreras. Las que empoderan a las niñas y otras mujeres, las que proporcionan educación que nos permita conocer nuestros derechos y crear espacios seguros, urgentes.
ANTIBIOGRAFÍA
Una maestra que disfruta de lo detestado por algunos, el beso sincero y el beso obligado de los alumnos que se apilan a la entrada, la alegría de quienes van porque quieren y el reto de despertar alegría en quienes van sin querer. Me provoca fascinación el olor de las hojas que guardan el pensamiento de muchos. Soy un ser que se llena de felicidad al vivir con los que saben escuchar, callar y no dejar de hablar ante lo injusto. No puedo ver morir el día sin antes emitir juicios sobre mi actuar. El desagrado no es algo que mi rostro sepa ocultar, las señales se dejan ver ante la lentitud y el calor sofocante. Disfruto hacer visible los logros de los míos y el descubrimiento de los intereses peculiares. Todos los días siembro incertidumbre e invito a reflexionar.
El rostro de las mujeres que se revelan
La mujer es un ser que ha venido al mundo para crear, que gesta además de vida en su vientre, ideas abrasadoras en su mente. Se manifiesta a través de la cultura, el arte, la ciencia y todo campo en el que trabaje. Entiéndase el acto de crear como una acción necesaria que humaniza y no un quehacer del consumismo.
La condición de género, un problema que no se puede ocultar, y menos en un país como Guatemala, que ha heredado de sus ultrajadores un sistema social desigual y ha emulado, al igual que muchos países, el sistema patriarcal, de las “grandes civilizaciones”. Y ante esto ¿dónde están los derechos? En la Constitución, atrapados al igual que los grupos más vulnerados.
La Constitución Política de la República de Guatemala en el Capítulo II Derechos Sociales, Sección Segunda, establece: “Derecho a la expresión creadora. El Estado garantiza la libre expresión creadora, apoya y estimula al científico, al intelectual y al artista nacional, promoviendo su formación y superación profesional y económica” (art. 63). A pesar de ello, sabemos que no se garantiza, ni se cumple, y si sos mujer o mujer artista las oportunidades son más limitadas. Sin embargo, también están aquellas que no se han quedado sentadas a esperar un mejor tiempo y una oportunidad, están creando arte y rompiendo barreras. Llevan en sus hombros un peso diario: comentarios misóginos, apatía, discriminación y adulaciones llenas de falsedad, que nos las detienen.
No se nace machista, en el camino se aprende. Al nacer un varón, la madre, se merece un caldo de gallina, sin embargo, al nacer una mujer, la madre trae al mundo comida para los perros. Oír estas expresiones aturde los sentidos y más cuando salen de la boca de otra mujer. El machismo es un bache que interfiere en el cumplimiento de los derechos, hay hechos observables que lo reafirman, como la situación de muchas niñas que no estudian porque el padre está en desacuerdo o el gran número de mujeres que no pueden decidir en cuanto a la planificación familiar, simplemente porque el hombre decide por ambos.
Cuenta mi madre que una mujer inteligente ordeñaba una vaca y su hijo la acompañaba, ésta le dijo: ves lo feliz que está tu padre con el nacimiento de la ternera, no pasó lo mismo con el nacimiento de tu hermana. El niño, curioso y receptivo, sentenció: porque la vaca le dará ganancias y mi hermana no, yo tendré la fuerza para cuidar a la vaca y mi hermana no. A lo que la madre respondió: ahora dime ¿Quién atendió a la vaca cuando parió? ¿Quién ordeña a la vaca? La suave voz del niño afirmó: tú. Eso quiere decir que somos las piezas de mil rompecabezas, donde una necesita de la otra. Sin más palabras la madre besó la frente de su hijo.
A lo anteriormente mencionado, sumemos la educación, ¿Qué significados erróneos se le atribuyen actualmente a la palabra educación? transmisión de información, demostración de buenos modales. Conviene hacer mención del significado que subraya Rousseau (1821) “la palabra educación tenía antiguamente otra significación que ya se ha perdido, y quería decir alimento” (p. 10). ¡Qué desnutridos estamos!, y desprovistos de alimento. El alimento que hace falta para el hombre, es comprender el valor y la riqueza de la mujer y como ambos pueden liderar, crear, proponer y hacer. La educación debería ser esa madre que nos va a nutrir, de la mano con la diversidad; esta última es en quien descansa la riqueza de nuestro país. Por ello se hace necesaria una fuerte sacudida, en la sociedad, las instituciones gubernamentales, expresadas en interés real por parte de todos los que conforman el Estado. Hay pueblos y aldeas que siguen en el olvido, sin escuelas, centros de salud, servicios básicos; agua potable y drenajes. Sin las condiciones mínimas para la vida digna, que causa la muerte de forma prematura al talento, el arte y la cultura, pues la única preocupación del ser humano cotidianamente será no morir.
Una historia relata que; cierto día de noviembre, un padre reconoció que su hija había nacido para algo distinto a lo que su mente se limitó a creer, pues la niña protestó al oír que solo sus hermanos volarían barrilete. En la niña existía la idea de que ella también merecía volar un barrilete, aunque estaba ausente la idea de los derechos y que toda persona merece ser partícipe de una manifestación cultural, como la tradición de volar barriletes. Para tener conciencia de ello, hace falta educación que permita conocer nuestros derechos, ya que ignorar lo que por condición humana me corresponde, me hace creer que no soy merecedora de recibir eso.
La exclusión nos condena. No obstante, existen espacios seguros para las manifestaciones artísticas y culturales, desde organizaciones comunitarias, sociales y no gubernamentales, sin fines de lucro. Otros, son grupos de mujeres que abrazan el arte y la educación, que crean espacios virtuales y presenciales, persiguen las mismas metas, cultivar el arte, aprender desde las diversas disciplinas; medios de comunicación, la existencia de bibliotecas virtuales, físicas, lugares de encuentro, conversatorios, talleres, arte callejero y toda expresión artística, que hacen posible la permanencia de las expresiones culturales. Estos espacios juegan un papel importante en Guatemala, lugares que promueven actividades como conversatorios, recitales, exposiciones y talleres, muchos de forma gratuita. Aun así, son espacios insuficientes y con peligros latentes de no resistir.
Las niñas, mujeres y todas, merecen saber que importan y ver el rostro de sus semejantes, triunfantes y llenas de valentía. Tez morena, rizos, trajes coloridos, voces que cantan y hacen vibrar, manos que pintan y hacen sentir, letras y tinta que desborden realidad y denuncia social. Hasta que la sociedad despierte y empodere a las niñas, no para ser superiores a los hombres, sino para amarse y hacer valer sus derechos.