Vértebra Cultural “la columna”

Desde Mi Celda: Un Diálogo sobre Género, Derechos y Cultura

Paola Castillo de Paz

"Desde Mi Celda" es un manifiesto personal y colectivo que entrelaza género, derechos y cultura. Desde su experiencia en un convento, relata cómo el amor entre mujeres se enfrenta a la opresión patriarcal y religiosa. Explora el autodescubrimiento y la lucha feminista, cuestionando las estructuras que moldean nuestra identidad y deseos. Condena las terapias de conversión como actos de tortura y reivindica el derecho a amar sin miedo. Es un llamado urgente a la acción por la igualdad, la dignidad y la libertad de las personas LGBTIQ+ en Guatemala.

ANTIBIOGRAFÍA

Soy Cyntia Paola Castillo De Paz, aunque a veces ese nombre me parece ajeno. Nací el 28 de agosto de 1983 en Escuintla, Guatemala, pero el calendario y la geografía me importan poco. Soy lesbiana, feminista, activista LGBTIQ+ y ex-novicia católica, una combinación que parece sacada de una novela absurda. Encontré en el frío y las montañas el abrazo que nunca supe darme, mientras las baladas y el jazz son mi refugio emocional. Admiro la sutileza de las mujeres, su fuerza oculta, y por eso me enamoro más de ideas que de personas. Me formé como Perito Contador y Maestra de Educación Primaria, aunque la vida ha sido mi mejor maestra. Colaboro con CREAR ONG, donde facilito educación menstrual y promuevo una sexualidad que no pide permiso. Mi propósito, si tengo uno, es sanar, crecer y dejar una huella invisible, aunque la mayor parte quede solo en mis recuerdos.


Desde Mi Celda: Un Diálogo sobre Género, Derechos y Cultura

Desde los rincones oscuros de mi celda, los ecos de mis recuerdos se alzan como susurros persistentes. En medio del silencio opresivo, surge la chispa de momentos que me condujeron a descubrir mi identidad, desafiando los roles que la sociedad me había impuesto.

Estos fragmentos son parte del libro Desde Mi Celda, que se publicará en febrero de 2025.” Este no es solo un relato personal; es un tejido que entrelaza lo íntimo y lo colectivo, lo individual y lo social, en torno a la lucha por los derechos de las mujeres, las personas LGBTIQ+, y la libertad de amar sin cadenas.

 

  1. La Cárcel del Alma y la Cultura del Silencio

El amor entre mujeres ha sido históricamente condenado al silencio, particularmente en sociedades patriarcales como la guatemalteca. Cuando estas relaciones se desarrollan en entornos religiosos, como en mi caso dentro de un convento, se enfrentan a una represión aún mayor. Mi historia refleja una batalla interna entre el deseo y las normas culturales impuestas. Aquí es donde la cultura y la religión se entrelazan para normar nuestros cuerpos, deseos y formas de amar.

La cultura, en muchos casos, actúa como una fuerza opresora. Las mujeres, especialmente en espacios religiosos, son despojadas de su autonomía y su sexualidad es moldeada por las expectativas sociales. Los momentos de afecto que describo, entre miradas furtivas y roces prohibidos, no son solo expresiones de amor; son actos de resistencia en un entorno que niega nuestra libertad. Amar a otra mujer en este contexto se convierte en una fisura en ese muro de silencio, un acto que desafía lo prohibido y reivindica nuestra existencia.

 

  1. Género y Autodescubrimiento: Rompiendo Esquemas

El feminismo nos ofrece herramientas para cuestionar estas estructuras de poder. Desde Mi Celda nos recuerda que el género no es una etiqueta inmutable, sino una construcción social que oprime o libera según sus normas. Mi propio proceso de autodescubrimiento, al encontrar el amor en otra mujer consagrada, es un viaje que muchas mujeres temen emprender, pues el patriarcado las ha convencido de que sus cuerpos y deseos no les pertenecen.

El derecho al autodescubrimiento, al amor y al placer son derechos humanos esenciales. Las leyes que criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo perpetúan una violencia estructural y cultural que aún persiste en Guatemala. Las mal llamadas terapias de conversión, bajo el pretexto de corregir lo que se considera “anormal”, no hacen más que deshumanizar y violentar a las personas LGBTIQ+.

 

III. Las Terapias de Conversión: Una Herida Abierta

Las mal denominadas terapias de conversión son una forma de tortura, un reflejo del odio institucionalizado que persiste en Guatemala. Estas prácticas, que intentan “corregir” la orientación sexual o la identidad de género, violan los derechos humanos. El amor que floreció en mi historia fue una luz en medio de la represión, pero para muchas otras mujeres, esa luz se apaga constantemente debido a la violencia cultural que busca negar su existencia.

Es urgente prohibir estas prácticas, reconocerlas como actos de tortura psicológica y emocional. No podemos seguir permitiendo que, bajo la fachada de “salvación”, se obligue a las personas a rechazar su propia identidad. Mi historia es un llamado de auxilio para quienes sufren en silencio los embates de estas violencias.

 

  1. Feminismos y el Derecho a Amar

Desde Mi Celda se inscribe en la lucha feminista por la autodeterminación de los cuerpos y las identidades. El feminismo enseña que el amor entre mujeres es una forma legítima de existir y resistir. Los movimientos feministas en Guatemala han trabajado para visibilizar la violencia que enfrentan las mujeres en todas las esferas de la vida, incluida la sexual.

El convento, en mi historia, es un símbolo de control, donde las mujeres son sujetas a normas que les niegan el derecho al placer y al amor. Sin embargo, en esos mismos espacios de opresión, muchas hemos encontrado nuestra fuerza, nuestra identidad y nuestra libertad.

 

  1. El Amor como Resistencia Cultural y Teológica

El amor entre mujeres, como lo relato, es un acto de resistencia cultural en una sociedad que nos quiere calladas y sumisas. En este sentido, el diálogo sobre género, cultura y derechos humanos debe estar en constante movimiento. No podemos permitir que las leyes o las costumbres nos encierren en una celda por ser quienes somos.

Desde una perspectiva feminista y queer, debemos confrontar las interpretaciones religiosas tradicionales que justifican la persecución de las personas LGBTIQ+. La teología queer nos invita a releer los textos sagrados desde el amor y la inclusión. Los principios fundamentales del cristianismo -amor, compasión y justicia- deben guiar la reflexión sobre la diversidad sexual, rechazando cualquier condena hacia el amor entre personas del mismo sexo.

 

  1. Hacia una Nueva Visión: La Lucha Continua por la Igualdad y la Dignidad

La lucha por los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+ no es estática; es una batalla continua por la justicia, la dignidad y la libertad. La cultura, la religión y la ciencia deben evolucionar hacia una visión inclusiva, reconociendo la diversidad de género y orientación sexual como parte natural de la condición humana.

El feminismo y las teologías queer han sido claves en esta lucha, enseñándonos a desafiar las estructuras opresivas y reivindicar nuestro derecho a amar y ser amadas. El amor entre mujeres, como cualquier otro tipo de amor, es un acto legítimo y poderoso que nos conecta con nuestra humanidad más profunda.

En Guatemala, la lucha por los derechos de las personas LGBTIQ+ es más relevante que nunca. Las leyes deben proteger el derecho a amar sin miedo ni violencia. Como mujeres, debemos seguir alzando nuestras voces para exigir un futuro donde nadie tenga que esconderse por amar a quien ama.

Este libro es un llamado a la acción, un manifiesto para que desde nuestras diversas experiencias, reclamemos el espacio que nos pertenece en la cultura, la religión y la sociedad. Porque al final, lo que está en juego es el derecho inalienable de cada ser humano a vivir plenamente su verdad.