Vértebra Cultural “la columna”

El arte no es utopía

Merary Chay

¿Cuánto cuesta suspirar con un poema, llorar con una canción o ver los ojos brillar al contemplar una obra de arte? ¿Cuánto cuestan nuestras emociones? Pensar que la sensibilidad ha ido desapareciendo porque le prestamos más atención a las cosas materiales, al poseer, al retener y olvidamos lo mágico que puede ser perdernos en un mundo lleno de colores, sonidos, letras… El arte no es utopía: existe en nuestras manos, ojos, labios, oídos; existe en cada diminuta parte de nuestro cuerpo. Quizás tu arte esté durmiendo, creo que es hora de despertarlo y juntos crear proyectos ¿Te animas?

ANTIBIOGRAFÍA

Creo firmemente en que un mal día puede mejorar con un poema o simplemente la poesía puede hacernos sentir mejor, aunque se represente nuestro dolor. La lectura me fue inculcada por mi madre, sin embargo, el lector siempre fue mi padre. Encontré el poder de las letras a mis 20 años y por alguna razón ya no pude despegarme de ellas. Me gusta convivir con mi familia, tratar de hacer felices a las personas que amo y, desde que tengo memoria, siempre he soñado con ser poeta. Amo viajar, leer, escribir, recitar poesía, tejer, ir a conciertos, la música (en especial el rock y la trova). Pienso que debemos de ser amables y gentiles porque cada persona tiene demasiados problemas para hacerlos sentir mal con nuestras palabras y actitudes.


El arte no es utopía

Necesitamos las pequeñas emociones en nuestras vidas, la simpleza de una pequeña gota de ternura, la lágrima de un amanecer plasmada para siempre en una pintura, un hola y adiós en un poema. Esas canciones que nos hacen recordar el amor, esas manos que hacen arte, esos corazones que encandilan fuego y desmontan montañas ¿dónde están? Camino por mis calles y no veo pinturas, no veo jóvenes leyendo, no encuentro un bazar de artistas innovando en la cultura, ¿acaso están desapareciendo? ¿Hay artistas? ¡Los necesitamos!

El artículo 57 de la Constitución Política de la República de Guatemala describe que “toda persona tiene derecho a participar libremente de la vida cultural y artística de la comunidad”. Esto nos indica que somos libres de crear, pero la pregunta es: ¿lo hacemos?

En Retalhuleu, en la zona 1, cerca del parque central fue construido un teatro en el año 2008, obra que tuvo un valor de setecientos cincuenta mil quetzales. Dicha construcción se hizo con el apoyo del CODEDE de Retalhuleu. El teatro sin terminar fue abandonado y actualmente es utilizado como basurero. Ese mismo año, en relación al proyecto, se programaron acciones para fomentar planes y actividades artísticas,  quizás de haberse concluido, hoy serían una realidad. 

Algunas personas han intentado recuperarlo y darle vida, limpiarlo y realizar actividades culturales, pero hasta la fecha aún sigue abandonado. ¿Por qué? Porque las autoridades no invierten para seguir fomentando el arte. ¿Quién proporciona los accesos a una vida cultural? ¿Tenemos acceso? 

El teatro sigue en desuso porque no es comercial, porque no genera los ingresos económicos necesarios. Este es un ejemplo que muestra el incumplimiento del Estado en darnos el acceso a una vida cultural. Sin embargo, el hecho de que algunas personas hayan querido limpiar el teatro abandonado, darle vida e inaugurarlo como debió ser en el año 2008 significa que aún hay esperanzas. Necesitamos artistas, gestores, personas con voluntad de activar los espacios culturales.

Crear espacios es complicado: por ejemplo tenemos a un grupo, que desde el año 2020, ha estado fomentando la lectura, tratando de realizar diversas actividades literarias. Pero cada paso es difícil porque no se cuenta con espacios, recursos y medios adecuados y, muchas veces, tampoco con personas interesadas en participar o en ayudar, lo cual desmotiva. Una causa que identifico es la falta de interés en la participación en actividades culturales, pero ¿por qué nace ese desinterés? El sistema educativo no cumple con desarrollar capacidades artísticas, únicamente se centra en otras áreas, que también son importantes, pero dejan por fuera lo emocional, el descubrir destrezas creativas, que son importantes para nuestro desarrollo humano. 

No nos quedemos sin opciones

Hemos invertido en tantas cosas materiales a lo largo de nuestra vida: ropa, accesorios, teléfonos, terrenos, ¿todo eso es necesario para vivir? Sí, pero quizás hemos olvidado que nuestra alma también necesita nutrirse, y es aquí, donde entra el arte y la cultura. Necesitamos no olvidar la magia, necesitamos sonreír, vivir, escribir, pintar, bailar, tejer, gritar, dramatizar, anclarnos a nuestras raíces y renacer cada día: eso es tener opciones. 

Los problemas sociales nos han afectado grandemente. Las juventudes se están quedando sin “opciones”, es decir, se están cerrando en sus problemas sin buscar ayuda. El porcentaje de suicidios aumenta significativamente porque no encuentran otra salida, no tienen donde desahogar la pena que los carcome por dentro. Si tuviéramos más accesos a la cultura en cada comunidad “quizás” las personas tendrían diferentes ocupaciones. 

Las diferentes manifestaciones artísticas y culturales pueden ser un método de prevención para que las personas reduzcan la ansiedad, problemas emocionales o, simplemente, una alternativa para explorar la propia creatividad. 

Crear más bibliotecas e incentivar a leer hará que personas de todas las edades se interesen por la lectura. Crear grupos de danzas hará que recordemos nuestros patrimonios y raíces; plasmar nuestros volcanes en pinturas nos hará estar más cerca de nuestros amados pueblos, enorgullecernos de nuestras costumbres, gritar al viento lo que somos y no olvidar nuestra identidad. 

Guatemala es un país pluriétnico, multilingüe y multicultural que debemos seguir construyendo y haciendo florecer. Integrarnos como sociedad y así ayudarnos mutuamente, pero ¿qué podemos hacer? 

La cultura se manifiesta de manera distinta en cada departamento. Esto significa que, si el Estado no aporta los accesos, nosotros podemos hacerlo. En muchos puntos de Guatemala el arte y la cultura están en peligro, por lo tanto, necesitamos generar proyectos que incentiven a las personas a formar parte de diferentes iniciativas, por ejemplo, espacios culturales comunitarios. Seamos nosotras las creadoras, informémonos, no tengamos miedo de proyectar nuestras ideas, siempre hay personas dispuestas a apoyar. Necesitamos artistas que estén dispuestos a compartir para que otros no piensen que el camino es imposible, gestores culturales que den la semilla para poder fomentar la cultura, necesitamos hacer valer nuestros derechos y hacer que el Estado cumpla sus obligaciones. Necesitamos personas con voluntad de seguir creciendo, recordemos que todas las personas tenemos derecho a llevar una vida cultural activa. 

Crear accesos culturales es un desafío, si trabajamos unidos no importa el género o la clase social. El arte no es una utopía; es hora de crear ferias de libro, conciertos musicales, obras de teatro, talleres artesanales, ferias gastronómicas, proyecciones de cine, recitales de poesía… porque debemos, porque queremos, porque es necesario, porque es alimento para nuestra alma. Porque los seres humanos necesitamos la magia, el amor y el arte en nuestras vidas.