Vértebra Cultural “la columna”

Decir ‘sí’, ¿una decisión o una obligación?

Andy Hernández

Los hombres consideran que una mujer, por el hecho de serlo, está obligada a decir ‘sí’ ante una proposición u ofrecimiento. Desde mi punto de vista, al igual que los hombres, tenemos total derecho de decidir sobre lo que queremos y podemos hacer. Muchas veces el problema viene de situaciones en que el individuo se considera superior (económica o laboralmente), y ella por temor a lo que puede ocurrir, se olvida que negarse es posible y que puede tomar una decisión, porque NO estamos obligadas.

ANTIBIOGRAFÍA

Me gusta leer, sin género en específico. Tomar agua, escuchar música, especialmente a Morat, me gusta escribir cuando estoy triste o cuando me encuentro muy alegre. Me hacen feliz, los pequeños detalles de la vida, como el cielo y las nubes. Los animales, la convivencia con las personas que tengo en mi vida. No puedo bailar como lo hacen la mayor parte de las chicas de mi edad, tampoco soy buena con las matemáticas. No me gusta la comida china, tampoco los libros de superación, ni las películas de vaqueros, no suelo ser amante del café, a menos que yo lo haga. No me gusta la gente falsa y que creen ser superiores por ciertos aspectos de su vida. Me hace sentir orgullosa el avance que he tenido en mis estudios, porque muchos no creían que podría llevar dos carreras y lo estoy logrando. Las antologías de las que soy parte y cada pasito que doy con mi escritura. Me dedico a estudiar, escuchar música, distraerme con redes sociales, escribir o leer y ayudar en casa con lo que puedo.


Decir ‘sí’, ¿una decisión o una obligación?

Actualmente las voces de las mujeres tienen más fuerza que hace algunas décadas. Sin embargo, el peso del patriarcado sigue reclamando espacio en la sociedad, su carga ha dejado huella en la historia y en la configuración del pensamiento, pareciera que seguimos en el camino que hace tiempo impuso el “hombre”.

Como experiencia personal, he podido convivir con personas que, aun en la época en la que nos encontramos, siguen dándole mayor importancia y valor a la opinión, acciones y decisiones masculinas, siendo una parte de estas, mujeres. Para nadie es novedoso que una mujer emprenda o se supere; a pesar de que el empoderamiento de las mujeres ha tomado relevancia, para algunas aún se considera una actitud demasiado liberal, opuesta a su lógica conservadora, el hecho que una mujer alce su voz y se niegue a las imposiciones que el género opuesto pretende sobre ella.

Dada esta situación, algunas mujeres se someten al yugo masculino, del que hace años otras han intentado liberarnos. Esto genera grados de altivez hacia el género femenino provocando que los hombres vean como obligación la sumisión de las mujeres, al momento de pedir, ofrecer, ordenar o tratar con nosotras. Y entonces, acá es donde me cuestiono, como mujeres decir ‘sí’ ¿es una decisión o una obligación para nosotras?

Hace unos meses tuve el sinsabor de verme envuelta en una situación en la que me negué al ofrecimiento por parte de un hombre; aquello causó problemas, dado que el individuo ostenta un mejor puesto que yo, hizo que se aprovechara de la situación, indicando que mi negación era una falta de respeto. Por días me cuestioné si realmente negarle algo a un hombre podría llegar a ser una falta de respeto para una persona, y fue donde surgió la pregunta que lleva por título este texto. Inmediatamente me respondí: ‘Soy mujer y por serlo, no estoy obligada a decir sí’.

Como ser humano todos tenemos derechos, es decir que, son aplicables sin distinción de género. Todas somos iguales ante las leyes que nos amparan, teniendo las mismas oportunidades y capacidades que los hombres; mereciendo respeto, sea física, mental, emocionalmente y en nuestras expresiones.

La decisión de decir ‘sí’ o ‘no’ frente a un hombre, es un problema cuando existen amenazas, intimidaciones y sobornos. Esto principalmente sucede cuando se trata de un hombre con un grado jerárquico más alto en el ámbito laboral, o con mejores condiciones económicas, o por un mayor grado de fuerza física, también influye la diferencia de edad. Muchas veces también sucede en relaciones afectivas o sentimentales. Debido a esto, algunas personas creen que las mujeres somos seres vulnerables, que pueden dominarnos, utilizarnos y tratarnos a su antojo, aprovechándose de la “inferioridad” que nos adjudican.

Una mujer que depende de un hombre, en cualquier sentido, se ve obligada a decir ‘sí’ o a aceptar aún en contra de su voluntad. He podido observar y conocer casos de mujeres que han abierto los ojos, conscientes que normalizaron aceptar ciertas órdenes, avalar ciertas acciones o imposiciones por parte de sus parejas anteriores, Sin embargo, me da satisfacción que ahora ellas sepan que las acciones de sus convivientes o ex parejas son incorrectas y que han decidido cambiar el ‘sí, porque es mi pareja’ a un ‘no’, cuando no hay consentimiento de su parte.

Algunos grupos sociales consideran que la libertad y la independencia de las mujeres se encuentra fuera de lo moralmente correcto. Y me pregunto, ¿qué hay de los valores, opiniones, sentimientos y libertades de la mujer? Es necesario recordarnos el amor que nos tenemos y la valentía que habita en nuestro ser, esto debería impulsarnos a decir ‘no’ y tomar las riendas de nuestra vida y buscar los medios para la superación personal.

El hombre, desde tiempos pasados ha sido tratado con respeto, visto como un ser superior y con poder, mientras que la mujer, ha sido sometida, esclavizada y obligada a servir a todo aquel con un rango social mayor. Con el pasar de los años, las mujeres han elevado sus alcances, postura y estatus, luchando para posicionarse, buscando las mismas libertades, derechos y oportunidades que los hombres tienen. Estos movimientos por la búsqueda de igualdad de oportunidades, han alarmado al género masculino, ya que, como mujeres hemos demostrado que podemos por nosotras sin necesidad de depender de otro individuo, por lo cual están perdiendo la posición de privilegio que construyeron con relación a las mujeres.

De tal manera que han tenido que buscar otras formas que les permitan inferiorizar a la mujer, basándose en prácticas de sumisión, aquí es donde aparece el factor psicológico. En la actualidad, la salud mental es un tema que requiere bastante atención, por lo cual algunos hombres con sed o hambre de dominio optan por ejercer violencia psicológica para obtener y mantener el poder sobre las mujeres. Condicionando para que suceda o permitan que se realice determinado acto, o amenaza de: “Si no haces esto…”.

Finalmente, ante esta realidad, quiero hacer el recordatorio que las mujeres somos: libres, iguales en derecho y dignidad, que tenemos la decisión de negarnos ante cualquier petición, ofrecimiento o acto, que nos propongan. Mujer, si en algún momento te sientes intimidada ante una situación como lo he descrito anteriormente, ten la seguridad de negarte y la decisión de respuesta. Hay grupos de mujeres que te podemos respaldar, las leyes son para todas las personas y deben de hacerse valer. Que la lucha de las que ya no están, no sea en vano.

 

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