Vértebra Cultural “la columna”

Cultura, economía y solidaridad frente a la pandemia

Marvín S. García Citalan

ANTIBIOGRAFÍA

.Busco el fenómeno poético en todas las cosas, desaprendiendo, amante del jazz y la marimba orquesta, futuro cocinero internacional.


Cultura, economía y solidaridad frente a la pandemia

Han pasado varios meses desde que la pandemia provocada por COVID-19 cambió radicalmente la forma en que la humanidad se relacionaba, además, evidenció las grandes y profundas brechas de desigualdad en los sistemas políticos, sociales, económicos y culturales, sumado a la crisis geopolítica, la militarización, los desplazamientos irregulares de personas, la violencia de género, la deforestación masiva, los discursos religiosos y el racismo, hace urgente generar lecturas más amplias y reflexionar alrededor de lo que se está viviendo; entender la “Cultura” como un fenómeno social complejo que puedan generar respuestas y alternativas reales ante tanta inestabilidad.

Definir cultura es básicamente un ejercicio en el que difícilmente se podrá estar de acuerdo, al ser un concepto tan amplio y dinámico, debe leerse más allá de lo que Joaquín Brunner1 llama “El concepto cultural” de la cultura, que identifica a ésta esencialmente con los suplementos de domingo. La cultura ha sido históricamente acuñada a un ejercicio de las élites de poder que la han utilizado para definir lo culto de lo inculto, otorgándole valor de clase y estético, esto se ha incrustado en el pensamiento colectivo2, definiendo la forma en la que se administra y se aborda.

La cultura desde el ámbito de lo público en Guatemala estaba ya en un estado de abandono, existían muchos riesgos para los derechos culturales y con la llegada del COVID-19 se han agudizado. Es importante tener claro que no todos los sectores culturales se han visto afectados, por ejemplo, desde el ámbito de entretenimiento, la cultura ha logrado alcanzar a grandes masas de personas a través de redes sociales, los recorridos a teatros y museos virtuales o el acceso a charlas y talleres a través de mecanismos digitales han crecido exponencialmente, esto ha provocado que la participación y el alcance sea más sencillo.3 Pero la cultura va más allá, es la esencia de las comunidades, está en manos de las personas y no en manos de las instituciones, sin duda alguna los sectores que se han visto más afectados son aquellos que escapan a la visión tradicional y por su misma naturaleza, no son tomados en cuenta, entre ellos, las fiestas de barrio o patronales, festividades comunales o simples dinámicas que han permitido que por muchos años los grupos sociales y los espacios en donde conviven sean dotados de identidades y generar lazos reales de unión y acercamiento entre las personas, porque, es ahí en donde la cultura realmente radica.

La cultura está planteada en el paradigma del siglo XX, desde la lógica del capitalismo, el patriarcado y el racismo, por esa razón se otorga siempre prioridad a lo que se conoce como “bellas artes”, producto de este paradigma se plantea la eterna paradoja entreeconomía y cultura. Para Gabriela Montalvo4 la cultura ha sido una actividad feminizada desde un puro ejercicio de subalternidad con raíz en el pensamiento patriarcal, por eso ha sido eliminada de las prioridades y de los intereses de inversión de los Estados, se ha colocado en una categoría inferior, similar a lo que ocurre con otras áreas como salud y la educación.

Por esa razón, existe un discurso oficial impulsado desde las instituciones5 que resulta ser una alegoría que propone a la cultura como fuente de creación de riqueza, pero esto se contrasta frente a condiciones precarias del sector que van desde la ausencia al reconocimiento de su actividad, hasta la nula existencia de garantías sociales. Esto se debe principalmente porque la cultura fue absorbida por la lógica de la modernidad capitalista que la ha colocado como un producto que genera y acumula riqueza, perdiendo su esencia de ser algo inherente al espíritu humano No es un momento para lamentarse, sino para reflexionar y hacer una revisión del estado del sistema cultural, la cultura debe ser un eje transversal de acción que logre generar lazos sociales, empatía, respeto por las diferentes formas de pensar, para ello es necesario robustecer a las y los actores culturales con formación académica, dotar este ejercicio con un carácter profesional, esto significa crear competencias y especializaciones, estimular la creatividad social y la solidaridad, aunque parezca un sueño inalcanzable, salir del modelo capitalista, no se puede esperar soluciones del Estado, hay que buscar alternativas comunitarias.

La pandemia ha provocado que las dinámicas sociales hayan cambiado profundamente, es fundamental hacer una revisión de cómo la cultura ha sido diseñada y cómo se pueden proponer nuevas narrativas y nuevas formas de convivencia que procuren responder al complejo momento que la humanidad atraviesa, Guatemala es un país confrontado y dividido, a través de estas acciones que se enarbolan desde la Cultura deben nacer las bases que contribuyan a plantear sociedades que tengan su fundamento en el respeto por el conocimiento local, la diversidad y el pleno ejercicio de la interculturalidad.

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1. José Joaquín Brunner Ried (5 de diciembre de 1944) es un político, investigador y
académico chileno. Fue militante del centroizquierdista Partido por la Democracia, y se desempeñó por casi cuatro años como ministro de Estado durante el Gobierno del presidente democratacristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
2. En Guatemala a raíz del modelo colonial y procesos como el de “la revolución liberal” se generaron estas concepciones alrededor de la cultura.
3. Aunque en países como Guatemala se debe tomar en cuenta que un buen número de
personas no cuentan con acceso a servicios básicos, incluido teléfono e internet

4. Economista con postgrado en Política Fiscal, Gestión Cultural y Género. Desarrolla su
campo de investigación en el cruce entre Economía Feminista y Prácticas Artísticas. Ha
diseñado metodologías y herramientas técnicas de análisis económico para aplicarlas al
campo artístico y cultural.
5. BID, UNESCO, entre otras

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